miércoles, 27 de marzo de 2013

Exquisito tremendismo.

Los pasajeros del viento, edición integral.
(“Les passagers du vent”).

Las Aventuras de Isa (“La fille sous la dunette”, 1980).
Hoel (“Le ponton”, 1980).
La mercancía de Judah (“Le comptoir de Juda”, 1981).
La hora de la serpiente (“L'Heure du serpent”, 1982).
Mercado de esclavos (“Le bois d'ébène”, 1984).

Guión e ilustración: François Bourgeon.
Norma editorial, 2009.

Mi debilidad por el cómic europeo es manifiesta e irredenta y en el caso del cómic francés se muestra con particular virulencia. Si bien este país nos ha dado autores y obras que son sin lugar a dudas auténticos pestiños, el nivel general es bastante alto llegando en ciertos autores a mostrar bien claro por qué el cómic es un arte completo.

Bourgeon es un autor, que sin la fama de un Moebius procede igualmente de una época dorada, de una generación que creció en la posguerra mundial y fructifico en los años 70 y 80 del siglo pasado. Grandes historietistas, galos de nacimiento o de adopción en muchos casos, se lanzaron con mayor o menor éxito a renovar la tradicional escuela franco-belga de Hergé, Uderzo o Jacobs. Las tematicas y los tratamientos se expandieron y se ganó una profundidad en los guiones que no podemos dejar de agradecer.


A principios de los ochenta, con 34 años François Bourgeon comienza en solitario una serie que, en su primer ciclo, le ocuparía hasta 1984 y en la que maduraría su estilo tanto como dibujante como narrador de historias. En 2009 comenzaría el segundo ciclo de la saga que espero comentar pronto: “La niña de Bois-Caiman.

El guión es denso y tremendo, mostrado un repertorio de miserias humanas a las que conduce la falta de escrúpulos de los rapaces personajes de finales del Sº XVIII, en el que a pesar de todo queda un espacio para la esperanza y la solidaridad, aunque este espacio sea muy pequeño en un mundo que se amplia y se abre a la explotación mas despiadada. Dentro de las rocambolescas aventuras de Isa hay lugar para el amor y la compasión, pero también para la venganza, el odio, la violación y la trata de seres humanos. Todo ello narrado con unas imágenes tan crudas como hermosas.
Esas imágenes perfectamente documentadas y realizadas con el exquisito barroquismo del autor, que va perfeccionándose de álbum en álbum, componen un fresco que merece observarse no solo como soporte de una historia, si no también por su alto valor estético.

El excelente folk bretón de Malicorne para ambientarnos.



En resumen, imágenes bellas y voluptuosas con un solido guión que generan una obra satisfactoria de leer o releer y en la que siempre encontraremos algo nuevo e interesante.

Calificación: Muy buena.

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